Por ejemplo, en lugar de quedarse despierto hasta tarde la noche antes de un examen para ayudar con la tarea, deje que el niño obtenga una mala calificación por no hacer la tarea. Esta lección es especialmente importante para los niños mayores, ya que esperan más independencia y confianza de usted. Esta lección puede tomar una forma menos seria con niños pequeños. Por ejemplo, si su hijo rompe intencionalmente un juguete, no lo reemplace. Esto le enseñará al niño lo que significa ser responsable y lo que se siente al perder algo. Los niños de todas las edades también necesitan aprender a respetar a los demás, así que no intervenga si su hijo no está invitado a una fiesta o evento porque ha sido malo con otros niños. No use el tiempo fuera para humillar o castigar. Para los niños pequeños, especialmente los menores de tres años, puede usar una colchoneta de tiempo fuera para poder seguir vigilando las cosas. La alfombrilla es portátil y se puede utilizar para tiempos de espera cuando no estás en casa. Un tiempo fuera no debe durar más de un minuto, por cada año de su hijo. Los elementos físicos, como los juguetes, funcionan mejor con los niños más pequeños, mientras que un niño mayor puede responder mejor a la pérdida de un privilegio o la libertad que se le otorgó. No se rinda y no detenga el castigo demasiado pronto, o su hijo sabrá la próxima vez que puede controlar la situación. Los privilegios que se pueden quitar incluyen mirar televisión, jugar en la computadora o jugar con amigos, ir al parque, jugar en fiestas o, en niños mayores, usar el automóvil. El castigo corporal puede conducir a un comportamiento agresivo. No hay evidencia de que la disciplina física sea un medio eficaz para frenar futuras malas conductas. Los efectos negativos del castigo corporal pueden seguir a los niños hasta la edad adulta, en forma de problemas de salud mental y abuso de drogas o alcohol. Por ejemplo, si no quiere que su hijo juegue con su teléfono u otro objeto electrónico, colóquelo en un lugar donde no pueda verlo o alcanzarlo. Sea firme, pero no grite. Si gritas para expresar tus emociones, tu hijo aprenderá a hacer lo mismo. Mantenga la calma y actúe rápido, pero no por enojo. Habla claro y haz contacto visual. Con un niño más pequeño o un niño pequeño, siéntese a su nivel cuando le hable. Explíquele a su hijo cuando tenga la edad suficiente para entender. Manténgalo enfocado en los sentimientos y concéntrese en cómo su comportamiento afecta a los demás y cómo lastima a los demás. Con un (casi) adolescente puedes discutir las consecuencias de sus acciones o decisiones a mayor escala. Anime a su hijo y asegúrele que usted está allí para apoyarlo. Dile a tu hijo que lo amas. Calma al niño diciéndole que lo entiendes. Un niño pequeño responderá mejor a los abrazos y la cercanía física en ese momento, haciéndolo sentir seguro y amado. Un niño mayor que comienza a alejarlo probablemente no querrá un abrazo en este momento, pero asegúrele que está allí para apoyarlo y enséñele formas de calmarse o relajarse. Esto implica respirar profundamente, contar, distraerse, escuchar música relajante y técnicas de visualización. Para mantener el control, puede intentar frases como "yo soy el padre" o "estoy a cargo aquí." No retrocedas sin importar la rabieta que haga el niño. No se rinda incluso si el niño intenta manipularlo (por ejemplo, aguantando la respiración). Un niño mayor puede tratar de desafiarte en este sentido. Anímelos a participar en discusiones sobre las decisiones que afectan su vida y exploren juntos cómo las diferentes opciones afectarán al niño. Recuerda que la decisión final es tuya, pero prepárate para explicar cómo llegaste a esa decisión para que pueda tener una idea del proceso para llegar a una decisión responsable. Dígale a su hijo cuando esté orgulloso de una buena elección que haya hecho. Sea específico cuando lo elogie y enfatice el comportamiento que le gusta mucho. Dependiendo de su edad, agradézcales por sus buenas habilidades para escuchar, compartir o por completar tareas y tareas. Compare el comportamiento pasado con las acciones actuales y concéntrese en cómo ha mejorado. Establezca objetivos realistas para seguir mejorando en el futuro. Algunas familias usan una tabla de calcomanías para rastrear los cambios positivos de un niño más pequeño. Dígale al niño lo que debe hacer para ganar una calcomanía y, al final del día, organice una reunión familiar en la que discuta el comportamiento del día y lo que hizo el niño para ganar una calcomanía (o no). Los sistemas de puntos también pueden funcionar, en los que el buen comportamiento otorga a los niños puntos que se pueden canjear por actividades divertidas o regalos. Los sistemas de puntos pueden otorgar privilegios a un niño mayor, como usar el automóvil o pasar tiempo con amigos. Deje que el niño elija entre un libro y colorear antes de la cena o antes de acostarse, cuando aún es pequeño. Deje que el niño elija su propia ropa. Dale algunos juguetes para jugar en el baño. Pregúntele al niño qué tipo de sándwich quiere para el almuerzo. A medida que crecen, las decisiones pueden volverse más importantes. Que elijan entre asignaturas si el colegio lo permite, o que decidan qué deporte quieren hacer después del colegio. déjalos elegir qué tipo de bocadillo quieren en el supermercado.
Castigar a un niño por ser travieso
Contenido
Castigar a los niños puede ser una tarea difícil, especialmente cuando se trata de niños descarriados o mayores. La disciplina no solo les enseña a los niños qué es un comportamiento aceptable e inaceptable, sino también cómo son castigados, también les enseña cómo reaccionar ante situaciones negativas como adultos. Si respondes al comportamiento negativo con una deliberación racional dirigida a resolver problemas, tus hijos aprenderán a hacer lo mismo, porque aprenden más de cómo actúas que de lo que dices. La mayoría de los expertos coinciden en que la parte más importante de castigar a los niños es hacerlos sentir seguros y amados, e indican que el refuerzo positivo es más efectivo que el castigo.
Pasos
Parte 1 de 3: Consecuencias del mal comportamiento
1. Establezca expectativas y consecuencias claras. Asegúrese de que su hijo sepa exactamente lo que se espera de él/ella y lo que sucederá si se rompen estas reglas. Puede enseñarle a su hijo más sobre las consecuencias de sus acciones al explicarle la conexión entre las elecciones y las consecuencias. Por ejemplo, puede relacionar el comportamiento de su hijo con las consecuencias diciendo cosas como:
- "Eliges acortar tu tiempo en el parque actuando así."
- "Perdiste tu turno de jugar con el juguete cuando se lo quitaste a otro niño."
- "Decidiste dejar de jugar por la tarde cuando empezaste a morder a tu novio."
- "Al no guardar tus juguetes, ya no puedes jugar con ellos."
- "Por no ser honesto, ya no confiamos en ti.”
2. Deje que su hijo aprenda de sus errores. Las acciones tienen consecuencias naturales, y lugares como la escuela, la iglesia y la sociedad tienen sus propias expectativas de su hijo. A veces, su hijo tendrá que aprender por las malas que existen reglas de conducta no solo dentro de su hogar. A pesar de lo difícil que puede ser, a veces es importante dejar que su hijo fracase para que pueda aprender de las consecuencias.
3. Tómese un descanso si es necesario. El tiempo fuera es una excelente manera de darles a los niños y a los padres tiempo para calmarse después de una situación emocional. Elija un lugar tranquilo y libre de distracciones, pero que no esté necesariamente fuera de su vista. Pídale a su hijo que use el tiempo para pensar en algunas soluciones al problema que resultó en el tiempo fuera.
4. Quítate un privilegio o un juguete. Haga esto inmediatamente después de la ofensa para que su hijo entienda y conecte el mal comportamiento con el castigo. Aproveche esta oportunidad para enseñarle a su hijo que existen consecuencias naturales y lógicas al relacionar el juguete robado o el privilegio con la violación.
5. Evitar el castigo corporal. El castigo corporal es ilegal en muchos países y regiones, puede afectar negativamente la relación entre padres e hijos y dañar el desarrollo social normal de su hijo. La mayoría de los expertos están de acuerdo en que, si bien la disciplina física tiene un efecto inmediato en el comportamiento de su hijo, no les enseña nada sobre lo correcto o lo incorrecto. En lugar de darle a su hijo la oportunidad de lidiar con sus propias emociones, el castigo corporal le enseña que la violencia física es una respuesta aceptable al enojo y las situaciones adversas.
6. Elimina las tentaciones para los niños pequeños. Los niños pequeños y los bebés son curiosos y puede resultarles difícil entender que ciertos artículos son inaccesibles. Una opción alternativa es ocultar estos elementos a su hijo para que no se sienta tentado.
Parte 2 de 3: hacer que el niño sea consciente de su mala conducta
1. mantén la calma. Está bien alejarse de una situación y darse tiempo para calmarse. La suspensión del castigo le da tiempo para considerar medidas disciplinarias razonables y le da tiempo a su hijo para reflexionar sobre lo que ha hecho. Deje en claro que necesita tiempo para calmarse y que discutirá el asunto cuando esté listo.
- Resiste la tentación de ser sarcástico, amenazante o crítico. Esto solo hará que su hijo se enoje más y puede tener efectos duraderos en su autoestima.
- Esté atento a las señales de advertencia de un modo de lucha o huida, como un corazón acelerado, palmas sudorosas y temblores. Esto puede suceder cuando estás muy enojado, irritado o enojado.
- Practique diferentes técnicas de relajación y vea cuáles tienen un efecto calmante. La respiración profunda, las caminatas largas, la meditación y los baños son buenas maneras de calmarse. Algunas personas incluso encuentran que la limpieza, el ejercicio o la lectura son formas excelentes de relajarse.
2. Di `no` a tu hijo. Tan pronto como note que su hijo se está portando mal, responda de inmediato y llame su atención sobre su propio comportamiento. Es importante que explique por qué su comportamiento no es aceptable y que el niño entienda por qué está siendo reprendido. Esto le enseñará al niño que sus propias acciones tienen consecuencias.
3. Retire a su hijo de la situación. Si su hijo se porta mal, se enoja, se frustra o muestra un comportamiento disruptivo, llévelo a otro lugar. Brinde al niño un lugar seguro para discutir sus propias emociones y acciones, y cómo puede mejorar ese comportamiento en el futuro. Recuerde que los niños no siempre saben cómo expresarse, y el castigo no siempre es la mejor manera de enseñarles.
4. Deja claro que tú eres el jefe. Los niños a menudo desobedecen y se niegan a escuchar si creen que pueden salirse con la suya. Crea un mantra que le recuerde al niño que tú estás a cargo. Repite este mantra cuando se porte mal. Aférrate a las decisiones que tomes o tu hijo pensará que él está a cargo. Recuerde que usted es el padre, no un amigo, y su trabajo no es para agradar, sino para mantener a su hijo seguro y saludable, y para enseñarle decencia y responsabilidad.
Parte 3 de 3: refuerzo positivo del buen comportamiento
1. Ser un modelo a seguir de buen comportamiento. Su hijo debe ser capaz de observar un buen comportamiento para saber qué es. No importa la edad que tenga tu hijo, ve cómo reaccionas y te comportas en todo tipo de situaciones. Asegúrese de modelar el tipo de comportamiento que desea que muestre su hijo.
- Por ejemplo, si quiere que su hijo tenga buenos modales, asegúrese de mostrar este comportamiento usted mismo. Esto puede ser tan simple como `por favor` y `gracias`, o esperando pacientemente en la fila del supermercado.
2. alabado sea el niño. A veces, los niños son rebeldes porque saben que llamarán la atención de esa manera, así que reconozca, reconozca y muestre aprecio por el buen comportamiento, en lugar de simplemente reaccionar ante el mal comportamiento. Esto promueve la autoestima, fomenta más buen comportamiento y desalienta las rabietas. Concéntrese en sus sentimientos y en cómo el comportamiento los afecta positivamente a ambos para que aprenda que el buen comportamiento es una recompensa en sí mismo.
3. Premiar el buen comportamiento. Dele a su hijo una pequeña recompensa para agradecerle por escuchar, jugar con dulzura, completar tareas y otros buenos comportamientos. Otorgar un privilegio también puede usarse como recompensa, pero evite comer como recompensa, ya que puede generar malos hábitos alimenticios. No soborne a su hijo dándole recompensas por adelantado.
4. Dele a su hijo la oportunidad de tomar algunas decisiones por sí mismo. Los niños a menudo se portan mal porque sienten que no tienen nada que decir. Dele a su hijo el poder de tomar algunas decisiones pequeñas y se sentirá más en control y menos propenso a portarse mal.
Consejos
- La consistencia es la clave para una disciplina exitosa. Asegúrese de que todos los cuidadores entiendan cómo y cuándo se debe corregir a su hijo.
- Sea estricto: no deje que los niños se salgan con la suya solo porque harán una rabieta.
- Sea paciente y recuerde que especialmente los niños pequeños no tienen la capacidad de decirle lo que está mal, y sus acciones pueden deberse a la frustración.
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